Es que es el no el problema. El "no tengo dinero" puede ser un torbellino sin precedentes, el "no tengo tiempo" puede también ser un dolor intenso de cabeza, el "no puedo" conseguiría generar más angustia que el torbellino; "no debería" es tremendo como los otros, pero al menos sabemos que esa dieta jamás iba a cumplirse a raja tabla. El problema es cuando el no, es no sin nada. El no y un maldito silencio. El no y una mirada de lástima. Ese tipo de no es el que no podía tolerar Luciana. Claro está que quien no pregunta no sabe, sin embargo en nuestro interior percibimos la respuesta (nuestra respuesta) a la pregunta. A lo mejor la hacemos sabiendo que la respuesta va a ser contraria a lo que esperamos y a eso, los que saben, le dicen: masoquismo. Yo, en cambio lo llamo valentía. Aunque me duela. Aunque lo haya hecho y sentí ese “no” como una cachetada. El tema es cuando se tienen pocos argumentos y muchas fantasías: sí, me miró muchas veces; sí, me habló otras tantas; sí, me sonrió mientras me hablaba, sí; me parece lindo, sí; tengo su celular. Y no, nunca me dijo algo más que no fuera tema de la facultad. No, nunca me insinuó de salir juntos. No, nunca intentó acercarse mucho como a veces hacen los desesperados que para llamar la atención o como dice una amiga: “para marcar territorio”, a veces colocan la mano en la espalda de la persona deseada, o le rozan la mano, o inventan pavadas para tocarle la boca. Si lo pensamos bien hay equilibrio. Hay tantos sí como no posibles. ¿Y entonces qué se hace? ¿Esperar más días? ¿Sentir otra vez el paracaídas sin abrir o definitivamente olvidarse? Olvidar, olvidarse, olvidarnos, olvidamos, OLVIDASTE. Toda la conjugación si fuera necesario para afirmar que en algunos casos olvidar es sinónimo de cobardía. (Al menos para mí.) Pero yo no quiero ser cobarde. Me molesta esa palabra, ¿quién la habrá inventado? Pensándolo detenidamente, a esa palabra solo le pondría nombres aunque ése es otro tema que poco importa, porque faltan pocos minutos para las seis. Y entonces aparecerá con su gamulán marrón y los guantes de lana verde y su sonrisa tímida que resurge antes de que se asomen sus pies por la puerta de la facultad. Es hoy o nunca. Hoy o nunca. Hoy o nunca. Mañana a la tarde. Mañana pero más descansada. Mañana pero con la pregunta ensayada. No. No, no, no, no, no. Es hoy. Hoy, siempre, hoy. Hoy es la pregunta.
Lo empecé pensando en la puerta: Tu puerta (la de la foto). Me ayudás a terminarlo???? Marian=)
Le cambiaría algunas palabras para que sea más armonioso. Usaría sinónimos que claramente los dejé de lado, pero la idea está. Me gustaría que me ayudes a terminarlo y comenzarlo también. Ansío respuesta alguna. Tratemos de que no sea un no. Abrazooo, Marian=)
buenisima! la sacaste vos?
ResponderEliminarSi, la saque para un Tp de la facu.
ResponderEliminarEs que es el no el problema. El "no tengo dinero" puede ser un torbellino sin precedentes, el "no tengo tiempo" puede también ser un dolor intenso de cabeza, el "no puedo" conseguiría generar más angustia que el torbellino; "no debería" es tremendo como los otros, pero al menos sabemos que esa dieta jamás iba a cumplirse a raja tabla. El problema es cuando el no, es no sin nada. El no y un maldito silencio. El no y una mirada de lástima. Ese tipo de no es el que no podía tolerar Luciana.
ResponderEliminarClaro está que quien no pregunta no sabe, sin embargo en nuestro interior percibimos la respuesta (nuestra respuesta) a la pregunta. A lo mejor la hacemos sabiendo que la respuesta va a ser contraria a lo que esperamos y a eso, los que saben, le dicen: masoquismo. Yo, en cambio lo llamo valentía. Aunque me duela. Aunque lo haya hecho y sentí ese “no” como una cachetada.
El tema es cuando se tienen pocos argumentos y muchas fantasías: sí, me miró muchas veces; sí, me habló otras tantas; sí, me sonrió mientras me hablaba, sí; me parece lindo, sí; tengo su celular. Y no, nunca me dijo algo más que no fuera tema de la facultad. No, nunca me insinuó de salir juntos. No, nunca intentó acercarse mucho como a veces hacen los desesperados que para llamar la atención o como dice una amiga: “para marcar territorio”, a veces colocan la mano en la espalda de la persona deseada, o le rozan la mano, o inventan pavadas para tocarle la boca. Si lo pensamos bien hay equilibrio. Hay tantos sí como no posibles. ¿Y entonces qué se hace? ¿Esperar más días? ¿Sentir otra vez el paracaídas sin abrir o definitivamente olvidarse? Olvidar, olvidarse, olvidarnos, olvidamos, OLVIDASTE. Toda la conjugación si fuera necesario para afirmar que en algunos casos olvidar es sinónimo de cobardía. (Al menos para mí.)
Pero yo no quiero ser cobarde. Me molesta esa palabra, ¿quién la habrá inventado? Pensándolo detenidamente, a esa palabra solo le pondría nombres aunque ése es otro tema que poco importa, porque faltan pocos minutos para las seis. Y entonces aparecerá con su gamulán marrón y los guantes de lana verde y su sonrisa tímida que resurge antes de que se asomen sus pies por la puerta de la facultad. Es hoy o nunca. Hoy o nunca. Hoy o nunca. Mañana a la tarde. Mañana pero más descansada. Mañana pero con la pregunta ensayada. No. No, no, no, no, no. Es hoy. Hoy, siempre, hoy. Hoy es la pregunta.
Lo empecé pensando en la puerta: Tu puerta (la de la foto). Me ayudás a terminarlo???? Marian=)
Le cambiaría algunas palabras para que sea más armonioso. Usaría sinónimos que claramente los dejé de lado, pero la idea está. Me gustaría que me ayudes a terminarlo y comenzarlo también. Ansío respuesta alguna. Tratemos de que no sea un no. Abrazooo, Marian=)
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